África acumula el 1,5% de los casos y el 2,7% de las muertes por COVID-19 en todo el mundo. Esta baja incidencia se ha atribuido en parte a la limitada capacidad de realización de tests diagnóstico en la mayoría de los países. Además, la población de muchos países africanos corre un alto riesgo de infección por enfermedades infecciosas endémicas, como la malaria. Este es el caso de Burkina Faso, un país del África subsahariana con un alto índice de pobreza y uno de los mayores índices de malaria en el mundo (3.4% del total de casos; 389.9 infectados por cada 1,000 habitantes). Sorprendentemente, tan solo 21,128 casos de COVID-19 han sido reportados hasta la fecha, una baja incidencia que coincide con un bajo índice de testeo de SARS-CoV-2 para este país en el contexto de África.

Casos positivos de SARS-CoV-2 y malaria en toda la población muestreada

Este trabajo, desarrollado en el marco de la PTI + Salud Global, aborda la cuestión sobre la incidencia “real” de SARS-CoV-2 y las variantes circulantes en la primera ola de la pandemia en Burkina Faso (2020), y de manera pionera investiga la co-infección de SARS-CoV-2 con el parásito de la malaria, Plasmodium falciparum. Para ello se realizaron pruebas serológicas y exámenes microscópicos a 998 voluntarios de diferentes edades y sexos en una muestra de población aleatoria y estratificada de Burkina Faso. Además, se tomaron muestras nasofaríngeas para la detección molecular de SARS-CoV-2 y la secuenciación del genoma viral.

Los resultados confirman la baja incidencia esperada de SARS-CoV-2, con una seroprevalencia de 3.2% y una positividad por PCR de 2,5% durante el periodo de muestreo. Los análisis de las secuencias genómicas de los 13 aislados de SARS-CoV-2 que circulaban en Burkina Faso se asignaron a los linajes A.19, A.21, B.1.1.404, B.1.1.118, B.1 y se agruparon en tres clados 19B, 20A y 20B. Como resultado novedoso, se reportaron 19 casos de co-infección de COVID-19 y malaria, la mayoría en niños y adolescentes.

Este estudio no solo cubre el vacío de conocimiento sobre el impacto de la pandemia de COVID-19 en gran parte del continente africano, olvidado tanto en el periodo de testeo masivo como en nueva fase de vacunación, también pone de relieve la frecuencia no despreciable de co-infección con la malaria en las comunidades africanas y las consecuencias que ello puede tener desde un punto de vista de salud pública.