Las actividades humanas producen impactos en la estructura y función de los hábitats bentónicos (aquellos formados por especies ligadas al fondo marino) que son refugio de una gran biodiversidad.
La evaluación y seguimiento del buen estado ambiental de estos hábitats es una obligación recogida en distintas directivas europeas, como la Directiva Hábitats o la Directiva de Estrategias marinas. Sin embargo, en la práctica, es una tarea compleja debido a las dificultades del trabajo en el mar, especialmente a grandes profundidades, lo que complica unificar los métodos de observación, muestreo y análisis. A esto se suma el impacto que han generado actividades humanas, que complica enormemente encontrar zonas prístinas que permitan establecer condiciones de referencia.
En este contexto, científicos del Instituto Español de Oceanografía (IEO-CSIC), pertenecientes a la PTI Ecobiodiv del CSIC, han desarrollado un indicador ecológico que permitirá evaluar el estado ambiental de estos hábitats de una forma rápida y sencilla y que, tras su publicación en la revista Ecological Indicators, se ha declarado de uso común para toda Europa en el marco de la Directiva Marco de las Estrategias Marinas.
El índice SoS (Sentinels of the Seabed) utiliza especies características de cada uno de los hábitats bentónicos y que a su vez reúnen una serie de características biológicas que las hacen especialmente sensibles a los impactos humanos, como por ejemplo ser grandes, longevas, frágiles, sésiles o poco móviles y alimentarse por filtración del agua marina.

Observación de fondos por el vehículo submarino ROV LIropus /IEO
El nuevo indicador ha demostrado ser altamente efectivo evaluando el estado de los hábitats bentónicos bajo distintas presiones, tanto físicas como químicas, y con independencia del sistema usado para muestrear el hábitat o la zona geográfica donde se aplique.
SoS ha sido desarrollado en el marco del convenio internacional OSPAR para la protección de los océanos y ha contado con la colaboración de expertos de España, Reino Unido, Francia y Canadá, lo que ha ayudado a testar su eficacia en distintas zonas geográficas del Atlántico Norte.