Una de las principales preocupaciones que existían respecto a la eficacia de las vacunas de ARN mensajero (ARNm) para hacer frente a la infección por SARS-CoV-2, causante de la COVID-19, era que no fuesen capaces de generar tantos anticuerpos neutralizantes en poblaciones de riesgo como en adultos “sanos”. Ahora, un estudio colaborativo co-liderado por el grupo de Ron Geller (investigador de la PTI Salud Global del CSIC) junto con David Navarro (de la Universidad de Valencia), ofrece nueva información sobre este aspecto y evalúa también el impacto de distintas variantes del SARS-CoV-2 en la actividad de los anticuerpos neutralizantes promovida por estas vacunas.
En concreto, para comprender mejor cómo responden estas poblaciones a las vacunas de ARNm se ha evaluado su capacidad para neutralizar tanto la cepa ancestral del virus como otros SARS-CoV-2. Se ha comparado la capacidad neutralizante del suero de tres grupos diferentes: residentes de hogares de ancianos vacunados contra la COVID-19 (con Comirnaty®), individuos vacunados más jóvenes y aparentemente sanos e individuos no vacunados que se habían recuperado de una COVID-19 grave.

Niveles de anticuerpos totales anti-SARS-CoV-2 RBD (sup.) y anticuerpos neutralizantes frente a la variante SARS-CoV-2 Wuhan-Hu-1 (inf.), en personas en hogares de ancianos (Grupo 1), personas sanas vacunadas (Grupo 2) y sin vacunar pero recuperadas tras hospitalización (Grupo 3).
Así, se ha observado que la actividad neutralizante contra las variantes de SARS-CoV-2 que portan mutaciones de escape críticas en el gen S disminuyen en relación con la cepa ancestral. Esta reducción se ve reflejada tanto en calidad como en cantidad en ancianos de residencias vacunados recientemente, sobre todo en aquellos que no se infectaron antes de la vacunación. Sin embargo, la reducción de la actividad de los anticuerpos neutralizantes en este grupo de población no es significativamente diferente de la observada en el grupo de personas más jóvenes vacunadas.
Los autores de esta investigación, publicada en Scientific Reports, no observan diferencias significativas entre adultos sanos y ancianos, vulnerables o con comorbilidades. Se concluye así que la edad avanzada, la fragilidad o la presencia de comorbilidades no tienen un impacto significativo en el perfil de actividad sérica de los anticuerpos neutralizantes generados por las vacunas ARNm contra el SARS-CoV-2.
Estos hallazgos resultan especialmente relevantes si se tiene en cuenta que se partía de la preocupación de que estos ancianos de residencias experimentan un mayor riesgo de sufrir una enfermedad grave después de la infección por SARS-CoV-2. Aunque este problema se ha logrado minimizar gracias a la vacunación, la aparición de múltiples variantes del SARS-CoV-2 había alertado sobre una posible reducción de la eficacia de estas vacunas, y especialmente en estos grupos de riesgo.
Actualmente se está investigando si el grado de reducción de la actividad de neutralización frente a las diferentes variantes preocupantes de SARV-Cov-2, y especialmente la variante Delta, se traduce en una menor protección efectiva de la vacuna frente a la infección y/o enfermedad en personas de edad avanzada que viven en residencias.